domingo, 1 de marzo de 2015

Nunca, siempre, gritar.


"Y en los hierros que separan la caída más brutal siguen las dos iniciales que escribimos con compás."
Nunca me importó tanto que estuviese nublado,
nunca me importó tan poco que el viento me despeinase,
nunca los giros de mi falda habían hecho que la gente se girase,
nunca me había dado tan poca cuenta; estaba a tu lado.
Siempre nos miramos como si el mundo acabase mañana,
siempre deseando que no pasara para vernos al día siguiente,
siempre soltamos lo que sentimos para que el otro lo recogiese,
siempre nos quedamos un rato más, el tiempo entre nosotros no pasa.
Gritamos sin perdón ni final en cada plaza de la ciudad, 
gritamos a quien pensase que gritar es solo chillar que nos viese,
gritamos con los sentimientos besándose aunque entre labios distancia hubiese,
gritamos hasta descubrir lo que dos almas perdidas se pueden cuidar.

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