domingo, 21 de agosto de 2016

Segura de más.


Hoy, que es un día cualquiera
me he leído y dado cuenta
de que la última vez que escribí
también fue sobre ti.
Aquella noche volví a casa saltando,
con el corazón gritando.
Ayer noche volví a brillar,
incluso más segura
aunque acabó siendo segura de más.
Pero nuestras manos seguían encajando
y me habrías hecho sonreír hasta llorando
cuando te me quedabas mirando
hasta en las escaleras del supermercado.
Cuánto habría pagado por tener eso
la última vez que escribí a tu persona,
cuando sólo tenía ilusión debida a una canción,
y cuánto daría ahora por borrar
esas horas de felicidad
y así ahorrarme lo que ha sido
chocarme con la cruda realidad.