viernes, 11 de julio de 2014

Quiero una noche contigo.



Quiero una noche contigo.
No quiero que nos acostemos.
No de la manera en la que tú estás pensando.
Quiero que paseemos, siquiera de la mano.
Que señales con tu mano los puntos altos.
Que corramos a algo que vemos a la vez.
No haré preguntas, no habrá recuerdos.
Al menos no más recuerdos que los nuestros.
Quiero que se levante viento frío esa noche.
No quiero tu chaqueta, (como si la fueras a llevar, digo).
Quiero ver el efecto que el aire hace en tu pelo.
Sólo por el placer de comprobar que no lo despeina más que yo.
Quiero que la primera versión de tus ojos sea una en la que mires los míos.
Quiero que te gires rápido a mirar algo.
Aunque sea a otra chica más bonita.
Sólo por el placer de oler tu colonia barata debido al movimiento.
Quiero que se haga muy tarde.
No quiero estar solos en la ciudad.
Quiero llegar a ese punto, en el que, casi por respeto a los que no tienen insomnio
(o a los que no escriben),
se empieza a susurrar.
Y que así susurres el mayor grito al amor.
Quiero ver las luces de las pantallas en tu cara.
No quiero reírme de ello.
Quiero comprobar que tú sigues siendo la mayor luz.
Quiero ver una estación sintiendo tu presencia al lado.
Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal,
como dice Sabina, ya.
¿Pero dónde te volveré a encontrar?
Puede que en otra noche.
Puede que en ninguna.
Puede que hable de Madrid.
Puede que hable de ti.

lunes, 7 de julio de 2014

De escribir sin saber.

That's cute, but how will they land?


Yo no sé nada de escribir al amor,
 y mis rimas solo tienen de poético
 aquello de ser de corazón.
 Dicen que nunca te enamores de un músico.
 (Menos de un cantautor.)
Tampoco de alguien que oculte sus sentimientos.
 (Porque eso es un actor.)
Pero poca gente conoce el drama
de fijarse en un escritor.
Y si es poeta,
cambia de idea, mejor.
 Como ya he dicho,
yo no sé expresar amor.
 Pero, digamos que,
si tú tuvieras un motor
bien dentro, importante
en tu interior,
y sólo funcionase
 con mucho calor
(como el de infinitos abrazos),
 pero yo no estuviese en tu corazón,
simplemente te regalaría mantas.
Para que no perdieses tu color,
 pero que quien te abrazase
fuera aquella que tuviese tu amor.