Me encuentro tumbada,
el dolor de cabeza me amenaza,
es un día de "así estoy yo sin ti"
habiéndote visto hace nada.
Voy a tener que preguntar a los grandes,
a quienes primero rasgaron la guitarra,
o a quien hizo la primera rima menos mala,
que cómo sienten amor sin agotar su sangre.
Tengo cada tono de tu voz aferrado a mi almohada,
haciendo las noches quién sabe si amenas o mensajeras
de que no aguantaré sin enredarme entre tus piernas.
Otros gritan y tú recitas,
a veces con ese deje insoportable,
como el que alardea de ser culpable.
Aún no sé si eres la víctima o el causante,
pero, por favor, vuelve a coger la guitarra,
acaba con mi hambre,
sigue tocando el intervalo hasta mañana.